Bicisharing y su lado oscuro

Bicisharing y su lado oscuro

Bicisharing y su lado oscuro 862 1200 David Casalprim

Hoy nos adentramos en el bicisharing y su lado oscuro de la mano de uno de nuestros colaboradores ciclourbanos.

Jordi Miralles (Sabadell, 1959) es un ciclista urbano convencido afincado en Barcelona desde el 2001. Entre 1994 y 2017 fue el presidente de la Fundación Tierra, una entidad de referencia en la promoción de las renovables y la bicicleta como medio de transporte en la ciudad. Una entidad  pionera en la divulgación de las tecnologías saludables para la bicicleta. A principios de  2018 abrió un nuevo ciclo en su vida, pero su corazón sigue firme en los valores de promover una sociedad más sostenible. Desde el principio ha apoyado a Espaibici y ahora se suma entre los colaboradores de este blog.

Defender la libertad de pedaleo

Desde que las empresas publicitarias se lanzaron a explotar  la bicicleta pública esta ha florecido en muchas ciudades. Debía añadirse a las propuestas para reducir el transporte movilizado urbano y contribuir a mejorar la calidad del aire que respiramos. La realidad es otra.

La bicicleta pública se abrió paso gracias a unas tarifas subvencionadas y sobre todo al mensaje que no debías preocuparte de la plaga de los robos de bicicleta. El usuario se desentiende de su mantenimiento y buen uso. Ahora  en la misma línea pero con capital oportunista, los últimos años a estas propuestas se ha añadido la bicicleta compartida o bicisharing.

Con una bicisharing no podras utilizar complementos personalizados, como el carro de la compra adaptable a la bicicletade Andersen o la matrícula «No Oil», o utilizar un sillín saludable y anticompresivo como el Duopower.

El ayuntamiento de Barcelona se ha propuesto ahora (noviembre 2018) un impuesto por cada vehículo del bicisharing de la ciudad una tasa de 71,51 euros por vehículo y año para gravar el uso del espacio público por los servicios bicicletas compartidas de iniciativa privada. La aprobación de la tasa también prevé fijar un límite de 6.000 licencias (2.500 para bicicletas y 3.500 para motos eléctricas) y diversas condiciones.

No opinaremos sobre las motos eléctricas, pero si sobre el bicisharing. Se pueden ver ventajas ecológicas en no poseer un vehículo sencillo y argumentar  que la bicicleta urbana compartida permite reducir el uso de recursos naturales. Pero el bicisharing nos aleja del alma que ha estado siempre presente en la bicicleta como vehículo personal. La bicicleta es un símbolo de la creatividad y la libertad.

Seguiremos luchando por la libertad de usar nuestra propia bicicleta.

Detrás de la bicicleta hay algo más que un conjunto de tecnologías para pedalear. Y el bicisharing nos aleja de este espíritu al ponernos la uniformidad a bajo precio a nuestros pies. Cuando uno es propietario de su bicicleta la cuida, la mima, hay mecánicos  del barrio, comercios que viven la pasión de la bicicleta. La mayor parte de las tiendas de bicicleta urbana y de transporte las regentan personas, empresas o cooperativas, que viven con pasión su servicio. El bicisharing en todas sus formas lo regentan oportunista de la economía global impulsados a menudo por fondos de inversión para ganar más y más y por tanto explotando a todos los elementos de la cadena.

El mundo cambia por nuestros compromisos. Cuando  sustituimos la bicicleta propia por el bicisharing ponemos nuestros recursos sobre la economía global en lugar de la local. No basta con imponer tasas a los servicios del bicisharing, sino de valorar que estos son la excusa por impulsar la muerte de la bicicleta privada. Es una más de las tropelías de la economía  global sin escrúpulos que está impulsando la insostenibilidad y una ciudad de clientes del gran capital en lugar de personas compartiendo un espacio de libertad y emociones. Y esto sólo lo proporciona tu propia bicicleta.

4 comentarios
  • Nicolas Carbonell 20/12/2018 at 18:41

    No estoy de acuerdo. El ayuntamiento al introducir esa tasa de 71 Euros, lo que hace es imponer unos costes que serán repercutidos al usuario, y así hacer del Bicing un sistema de bicicleta compartida mucho más barato que su competencia. A nivel de ocupar el espacio público, el bicing ocupa mucho más que cualquier sistema «privado». Y el Bicing lo pagamos entre todos, con nuestros impuestos, y no veo en qué le da trabajo a los mecánicos del barrio. Estar en contra de la globalización es como estar en contra de la lluvia, no se puede evitar. Que haya fondos de inversión detrás de los sistemas de carsharing es normal, porque son inversiones que responden a una demanda global de mejoría del transporte en las grandes ciudades.

    Yo antes iba con mi propia bici en Barcelona, y he tenido 5 de ellas. Pero el problema es que al final te las acaban robando o destrozando todas, cosa que con los sistemas de bicis compartidas ya no es tu problema. En pleno día, viene un tipo con una bici de mierda y una cizalla enorme, y quien se le enfrenta para que no se lleve la bici de otra persona…

    Así que no busquemos lados oscuros, sino a mejorar el tránsito en BCN. Yo que vivo en Nou Barris, lo que pido son más bicis en las estaciones de zonas más altas de Barcelona, que la gente las coge para ir para abajo y el Bicing se acuerda de reponerlas de higos a brevas. Y más estaciones en las zonas altas, que ahora no hay.

    • jordi miralles 24/12/2018 at 21:09

      Que los negocios privados paguen por el uso del espacio público es lo mínimo. Por esto las terrazas de los bares o los kioskos lo pagan. Pues si una bici privada aparca en una U pública es lógico que paguen.
      El sentido de mi reflexión era simplemente que la bicicleta personal es una libertad que ahora las multinacionales quieren quitarnos con la excusa del «compartir» y lógicamente, la única razón es siempre la misma: poseer una bicicleta es facilitar que te la roben. Pues no; hay formas para evitarlo. Y esto es lo que habría que reclamar. La policia saber perfectamente que existen redes de comercios y traficantes de bicicletas que incluso las envían fuera del país. El ayuntamiento de Barcelona puso la iniciativa del Registro de Bicicletas hace años. He de decir que gracias a este mi bicicleta cuando fue robada fue recuperada. También hay biciparkings privados antirobo pero cuestan un poquito y son poco utilizados. El robo de bicis se podría solucionar si hubiera voluntad polítca.
      Reitero simplemente que no nos dejemos seducir por bicicletas compartidas de la mano de empresas transnacionales incluidas las bicicletas públicas ya que el verdadero poder del ciclsita está en su bicicleta y en el comercio de proximidad de bicicletas que le da vida.

    • De acuerdo total.
      Bici sharing es un gran concepto. mejor si la empresa que o gestiona fuera local evidentemente,
      Es cierto que es una lástima que los robos de bicis esten a la orden del dia, pero a este artículo no le veo mucho sentido No se que pinta la señora desnuda.

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