Montcortés es un lago con unas particularidades poco habituales en España. Es uno de los dos lagos no glaciales del Pirineo.
Sin ríos que lo llenen ni lo vacíen, a excepción de algún pequeño arrollo, se nutre de surgencias subterráneas, y lo hace en un entorno poco concurrido donde es fácil encontrar vestigios de unos tiempos más habitado que el actual.
Aprovechando un día libre me escapo a la Pobla de Segur a las mismas puertas del Pirineo, para empezar a pedalear con un rubo claro, pero sin un plan demasiado definido.
Objetivo: visitar el lago de Montcortés, lugar conocido, pero nunca en bicicleta.
La ascensión era de las pocas cosas que tenía claras, reseguir el recorrido de la CAT700 de hace 9 años, recuerdo que en aquella ocasión me sentí afortunado de hacerlo en sentido descendiente…
Quizás la memoria me esté fallando y por eso decido tomarlo como ruta de ascenso. Salir por la antigua carretera que llevaba a Sentarada y que pasa por el Congost d’Arinyà.
Al poco de retomar la nueva carretera tomo una pista dirección a Regurad y sin llegar al pueblo sigo hacia las antiguas minas de La Tosca y poco a poco ganando altura hasta llegar a pocos metros de la cima del Roc de Sant Aventí.
Una vez aquí toca empezar a definir el plan de ruta. Decido acercarme a Peracalç, un pueblo casi deshabitado que a juzgar por sus dimensiones seguro que vivió épocas más gloriosas.
Acercándonos a un pueblo abandonado
Desde aquí sigo por el viejo camino de herradura a Montcortés, esto significa empujar la bici poco menos de 5 minutos, pero vale la pena cruzar el paso de l’Escala de Peracalç que nos regala unas impresionantes vistas sobre cuenca del Pla de Corts donde domina el lago de Montcortes y su poblado, y los de Bretui y Peramea, a los pies de las primeras moles del Pirineo.
Seguir por el camino de herradura supone poner a prueba los frenos de la bici y la tenacidad del ciclista por unos pocos metros, pero el estrés se convierte en divertimento a los pocos metros y un sendero de cuento de hadas nos lleva poco a poco y sin darnos cuenta al objetivo del día.
Después de deambular un poco escudriñando el lago hay que volver a planificar la ruta de regreso. Reseguir la ruta ya hecha parece poco atractiva y revisando el mapa surgen algunas opciones interesantes.
Siguiente objetivo: Montsor
Para llegar hasta Montsor sigo la carretera de acceso a Peracalç pero antes de llegar tomo un sendero que sin perder altura y afinando los dotes de navegación me lleva hasta el mismo Montsor, una atalaya con vistas increíbles sobre la cuenca de Tremp y de l’Abella.
Montsor es un deshabitado que en el pasado fue lugar de paso de la vía de comunicación más importante entre el Pallars Jussà y el Pallars Sobirà.
Aquí es donde decido reseguir esta antigua ruta también de herradura para descender de nuevo a la Pobla de Segur.
El descenso está reservado solo para expertos* y es aquí donde uno se da cuenta de lo complicado que era la vida tan solo 150 años atrás, antes que se abriera el paso por el Congost de Collegats.
Hecho que simplifico enormemente la comunicación de estos territorios pero que tocó de muerte al futuro de algunos de estos pueblos.
Si la bajada en bici ya te hace sudar sangre, no quiero ni imaginarme tener que usar estos caminos como vía principal de comunicación tan solo dos siglos atrás…
Aquí os dejo la ruta por si alguien se anima.
*TrailForks lo gradúa en color rojo o negro según como se consulte, en la App o en la Web).
Hubiera estado bien saberlo antes de meterse…