El pasado fin de semana tuvo lugar la primera salida de la temporada de Espairuta. Las amenazas de lluvia y frio no bastaron para frenar las ganas de rodar. El objetivo fue recorrer parte de la Sierre de Prades, en Tarragona y conocer, descubrir y aprender de todo lo que se cruzaba en nuestro camino.
Una vez llegados a Tarragona y bajados del tren, fuimos a la búsqueda del increíble acueducto de Tarragona, para luego poner rumbo a Alcover habiendo de cruzar el crecido rio Francolí y la inacabada autovía Tarragona-Montblanc, eso sí, esta última a nuestras anchas. Despues de degustar las típicas avellanas tostadas con cascara tocó remontar a Mont-Ral, carretera serpenteante con magnificas vistas sobre el Camp de Tarragona.En Mont-Ral abandónanos por una rato las bicis para ir a descubrir el antiguo camino del Niu del Aguila con sus magnificas pozas de agua cristalina. Al retomar la ruta una intensa lluvia acompañada de granizo cayó sobre nosotros solo el tiempo justo para dejarnos calados de pies a cabeza, el tiempo justo para llegar a l’Aixava con los rayos de sol para visitar la nueva quesería de queso de cabra donde nos contaron como se hacían los quesos acompañados degustación de rigor. A partir de aquí más de uno cargó con más peso del que se esperaba en las alforjas. La siguiente parada fue el pueblo abandonado de La Mussara. Justo al límite de los acantilados, desde La Mussara se puede divisar desde el Delta del Ebro y los Ports de Beceit hasta prácticamente Sitges, y con el Mediterráneo siempre de fondo. La noche la pasamos a pocos metros de aquí, en le refugio de montaña de La Mussara.
El día siguiente se levantó amenazante, lluvia, granizo e incluso alguno aseguróver nevar… pero al tomar las bicis las nieblas dejaron paso al sol mientras deambulábamos por las alturas de Prades. Cruzamos el antiguo cuartel de Castillejos, visitamos Arbolí y nos dirigimos a Alforja, lugar de peregrinaje de todo aquel que se considere amate de los viajes en bici. Apartir de ahora todos dormiremos con los pies en dirección a Alforja. Para volver a Tarragona huimos de los agobios del tráfico pasando por Vilaplana, la Selva del Camp, Constantí y siguiendo de nuevo el Francolí llegamos al barrio marinero del Serrallo de Tarragona. Orgullosos y contentos de la ruta, la fideua se encargo de poner la guindilla del fin de semana junto a la visita en bici por las calles del casco antiguo de Tarragona antes de coger el tren de regreso a Barcelona.Todas las fotos aquí!!!
Si te hubiera gustado disfrutar como nosotros, no te apures, habrá más!!! Estate atento/a al blog o la facebook de Espairuta.